lunes, 12 de enero de 2015



El proyecto nace con un nombre muy explícito: Madrid Street Race. Pero no se trata de una carrera cualquiera de Fórmula 1 ni de un evento más de la capital. ZoomNews ha hablado en exclusiva con la persona que lo ha puesto en marcha, con las ideas muy claras y la vista fija en un futuro no tan lejano.
El retorno de la F1 a Madrid nace a medio camino entre los circuitos de medio mundo, el parque del Retiro y el despacho de Antonio Mesquida (también en uno de los barrios céntricos). Este empresario español sabe bien cómo funciona el imperio de Bernie Ecclestone, cómo hay que hacer negocios con Mr.E y mantiene relación profesional y personal con numerosos actores del Gran Circo (equipos, pilotos, promotores, etcétera).
Pero cuando acaba la jornada laboral (o no), Antonio se deja envolver por Madrid con la admiración del primer día; pero como si fuera un turista que lleva 40 años embrujado entre sus calles.
Volvamos a los negocios. La capital cotiza a la baja desde hace un tiempo. Mientras su genética cosmopolita y viva sigue intacta, de la Puerta de Europa (el espacio entre las emblemáticas Torres KIO) hacia afuera Madrid y su marca han perdido encanto, en la mayoría de casos, en beneficio de Barcelona. Los sucesivos desaires del Comité Olímpico Internacional y la espantada de EuroVegas contribuyen a reforzar esa pérdida de imagen internacional, que contrasta radicalmente con la forma en la que se desarrolla la vida diaria en el interior de la ciudad.
No hablo con Antonio de Fórmula 1 durante los primeros diez minutos; hablamos de Madrid. Por eso esta introducción. Pero me convence de que la capital necesita encontrar nuevas lanzaderas que le devuelvan su atractivo extramuros. Y entonces entran en la conversación los 500 millones de espectadores que el Circo de Bernie sienta cada temporada delante del televisor.
Si hay un instrumento de ejecución relativamente rápido para poner una ciudad en el mapa, ese es la Fórmula 1. Siempre y cuando tengas la bendición y te puedas permitir pagar las tasas de Bernie. Hablamos de una cifra: unos 50 millones de euros por cada edición de la carrera. Y Antonio me cuenta que, con un plan de negocio transparente y bien estudiado, ha conseguido el compromiso para sufragarlo de un grupo inversor privado en un tiempo récord.


Coste cero y cuentas claras para el ciudadano

Pongo sobre la mesa los fantasmas de Valencia. Y Mesquida los espanta rápido. No habrá dinero público en este proyecto. No es necesario, aunque obviamente hay que contar con los permisos de la Administración. El modelo de negocio es el siguiente: el organizador paga el coste íntegro y adquiere los derechos tradicionales de explotación (venta de entradas, patrocinios, etc) pero, además, se negocia con el gobierno local el reparto de la recaudación de impuestos que se genere durante la semana del Gran Premio (principalmente, el IVA por consumo). En Austin lo hacen así y, desde el retorno de la F1 a EEUU (2012), deja unos 25 millones de dólares netos por año. Cuentas que, además, se hacen públicas hasta el último dólar para contar con el voto favorable de los texanos.
Ese es el impacto que provoca que unas 100.000 personas visiten la ciudad en un solo fin de semana para ver las carreras de F1. Un curioso estudio del BBVA ayuda a reforzar la hipótesis: durante la semana del Orgullo Gay (posiblemente el evento más multitudinario que se celebra actualmente en Madrid), sus tarjetas bancarias registran un incremento de consumo de unos 100 millones de euros.
No sólo se trata del público que debe llenar las gradas, sino del impacto empresarial que soportan las ciudades que reciben la visita de la F1. En el entorno de cualquier GP se arremolinan unas 200 empresas y 3.000 personalidades que van desde empresarios locales a jefes de Estado. Antonio me menciona otro ejemplo actual sobre el que se basa el proyecto del potencial GP de Madrid de Fórmula 1: Singapur. El paddock club de Marina Bay es, posiblemente, uno de los más concurridos del calendario. En él se llegan a triplicar las habituales 1.500 plazas VIP (a razón de 4.500 euros por persona). Hablamos de un ingreso de casi 18 millones de euros sólo por la venta de estas exclusivas entradas. Las cuentas siguen saliendo.
Menciono el reciente traspié de Londres con un proyecto similar apadrinado por el Banco Santander y sus importantes intereses financieros en suelo británico. Allí fue la normativa de ruido la que paró los pies a un Ecclestone dispuesto a todo (en caliente) para sacarlo adelante. Cuando los políticos dejaron de ver los árboles, para ver el bosque de beneficios (en libras) que suponía la iniciativa, reajustaron la Ley, pero ya era tarde y Bernie se había enfriado. Por eso es tan importante el apoyo de gobiernos y agentes sociales desde el principio. Independientemente de su color o bando. Pero no su dinero, totalmente prescindible en este caso (para tranquilidad de los desconfiados ciudadanos), como ya se ha comentado.

El Jarama y Montmeló

Hablamos del hipotético circuito urbano de Madrid. Tampoco tiene comparación con Valencia, cuyas instalaciones nacieron rodeadas de críticas y se pudren ahora abandonadas a su suerte. Los coches deben correr por el centro y las cámaras deben enseñar la ciudad. Un proyecto a las afueras, de la envergadura que sea, no tiene sentido. La vida de la ciudad debe girar alrededor de la carrera durante los días de celebración. ¿Se le da la espalda al circuito del Jarama? Sí, porque la renovación que se está llevando a cabo no contempla las importantes modificaciones que exige la actual Fórmula 1. Y no, porque eso no impide que pueda ser uno de los centros de operaciones clave para eventos durante esa festiva semana. Todos ganan.
Pero, por ahora, en esta primera fase, no hay un diseño propuesto. Esa será una de las partes a negociar en los despachos políticos, con Mónacocomo modelo y, posiblemente, la asesoría de sus organizadores. Nadie mejor que ellos para hacer algo bonito y que, además, funcione, tanto de cara a la carrera, como a la propia vida de la ciudad.
En el último punto de nuestra charla aparece la competencia con el Circuit de Barcelona-Cataluña, sede del GP de España de Fórmula 1 desde hace más de dos décadas. Su renovación más allá de 2016 está en el aire. La dirección de Montmeló ha declarado que no tienen problema en que aparezca una nueva iniciativa en otro punto de la Península. Pero lo dicen con la seguridad de que lo suyo es una realidad y lo de Madrid, por ahora, un proyecto. La última palabra la tendrá Ecclestone en función de las garantías que escuche de unos y otros, porque lo que tiene claro Mr. E desde hace tiempo es que sólo habrá una carrera en España.
A día de hoy, Madrid Street Race no es más que una carpeta con decenas de folios, las fotos de las 100.000 personas que se acercaron a la exhibición de Fernando Alonso en el Paseo de la Castellana el 11 de mayo de 2003 y una carta con sello y el membrete imprescindible para que esto salga adelante, en la que, por cierto, se da el visto bueno. Aún faltan cientos de llamadas y apretones de manos para que la Fórmula 1 vuelva a Madrid, desde que hiciera su última visita al Jarama en 1981. Pero los primeros pasos ya están dados y son firmes. Suerte para el camino, Antonio.

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